El último adiós a una mascota

Desesperanza, angustia y soledad. Son diversas las emociones que afloran cuando nuestro amigo de cuatro patas se va para siempre. Tener una mascota lleva consigo muchas cosas. La alegría de su llegada pero también ser conscientes que su pérdida algún día llegará. Llega a ser un integrante más de la familia y por ello cuando se van es un proceso doloroso y amargo para sus dueños. Basándonos en el modelo Kübler-Ross, hoy en Funerarias Navas os contamos las diferentes etapas y procesos de asimilación tras la muerte de una mascota.
Negación. Primera etapa de duelo en la que se niega la aceptación a la pérdida.
Enfado. Llega la primera parte de la aceptación pero sentimos rabia, ira, culpabilidad. A veces con nosotros mismos, a veces con los demás.
Negociación. Con el paso del tiempo, llega el momento de preguntarse porqué ocurrió, analizar la situación y qué hubiera pasado si se hubiera hecho una cosa u otra.
Depresión. Miedo, angustia, arrepentimiento. La pérdida se convierte en algo irrevocable.
Aceptación. La muerte empieza a ser un hecho real. Se es conscientes de que hay que seguir viviendo y llega el turno de acostumbrarse a la ausencia. Es el momento, la oportunidad de hablar con la familia, los amigos y manifestar los sentimientos.
Quedarse con los buenos momentos compartidos. Hay que dejar paso a la calma para que lluevan únicamente buenas sensaciones.
No existe un límite o periodo establecido que anuncie cuánto debe durar este proceso. Hay personas que tras la muerte de una mascota, inmediatamente buscan el consuelo en otra compañía animal. Los expertos aseguran que esta actitud no es muy recomendable, ya que antes es necesario que haya transcurrido un tiempo razonable para que este hecho no suponga la sustitución de uno a otro.